sábado, 30 de junio de 2012

Tradiciones culturales mueren debido a la inseguridad


Pastoreños celebran cada vez menos sus fiestas

Miembros de la comunidad manifiestan que las costumbres de la parroquia se perdieron con el tiempo, y que aquellas que aún persisten, o que intentan rescatarse, no transcurren con la misma normalidad que lo hacían décadas atrás, debido a problemas como la delincuencia  

Neyda Urbáez

La comunidad de La Pastora presenta una creciente pérdida de valores y tradiciones, causada por la inseguridad reinante en la zona y los cambios inherentes al crecimiento de la ciudad, lo cual ha generado nostalgia y anhelo por parte de la población de una de las parroquias más emblemáticas, y con más riqueza en patrimonio histórico y cultural de la ciudad.

La parroquia La Pastora posee una historia que se remonta al siglo XVI, cuando sirvió como punto de empalme entre Caracas y La Guaira a aquellos viajeros que transitaban por el Camino de los Españoles, en El Ávila. Su arquitectura es una de las más representativas de la ciudad, pues muchas de sus construcciones aún conservan el estilo colonial, siendo una de las pocas zonas cuyo patrimonio ha sobrevivido a las transformaciones propias de la modernización en la capital.

Sus tradiciones, que en un pasado fueron tan ricas como su historia, hoy día forman parte de los recuerdos de los vecinos más ancianos. José Ramón Fernández, vecino desde hace más de 50 años, recuerda que familias enteras acudían a distintas celebraciones, como las misas de aguinaldo y patinatas en la plaza, en época decembrina, o la celebración del aniversario de la parroquia en octubre. “Aún hay quienes intentan conservar las tradiciones, pero ya no es lo mismo”, dijo Fernández.

Zaida Mujica, secretaria de actividades culturales de La Pastora (y vecina de la parroquia desde hace más de 40 años), dijo: “entre las pocas celebraciones que aún se mantienen acá en La Pastora, está la de San Judas Tadeo el 28 de octubre y, aunque viene mucha gente, ya no es lo de antes. Hay mucha gente de afuera y pocos pastoreños”. 

El profesor de la Universidad Católica Santa Rosa, Mario Corro, opina que la principal causa de este problema es la situación de inseguridad que vive la parroquia. “El mayor cambio que se ha podido observar en La Pastora, en los últimos años, es el problema de las invasiones. Han cambiado mucho el modo de vida del pastoreño, ya no se puede estar tanto en la calle. Muchas de las personas que han invadido son delincuentes e indigentes, y han hecho que las personas de la parroquia se reserven de salir, o de hacer las fiestas tradicionales como las hacían antes”, comentó.

Los vecinos intentan enseñarles a sus hijos y a sus nietos acerca de las tradiciones de la parroquia, en un intento por conservar las costumbres propias de la zona. Sin embargo, también insisten en que la situación de delincuencia que se vive día a día imposibilita esta labor, de la misma manera que impide que la vida de los pastoreños se desarrolle tranquilamente.

Abuelos mantienen sembradíos en espacios escolares

Forjan un sentimiento de respeto y amor por la naturaleza

La Bendición de Vivir, un club de Sabana del Blanco, practica la siembra de vegetales y frutas desde hace un año

Bárbara D’Ambruoso R

Desde el año 2011, el club de abuelos La Bendición de Vivir de Sabana del Blanco en La Pastora, mantiene sus siembras y cosechas en áreas fértiles dentro de la Unidad Educativa Bolivariana José Ignacio Paz Castillo que se encuentra en remodelación desde hace seis meses y se estima que esté pronto para el año escolar iniciado en septiembre de este año.

La Empresa para el Desarrollo del Productor y del Agro Venezolano (Agrovenezuela) surte constantemente al club con semilleros preparados y acondicionados para colocar las semillas con el propósito de que los vegetales, las frutas y hortalizas crezcan con las mejores condiciones y cuidados. 

Por otra parte, Agrovenezuela le ofreció al club establecer un sistema de riego para evitar el traslado de largas distancias hacia el tanque de agua, puesto que se trata de personas de tercera edad que no tienen las condiciones físicas para hacerlo. Sin embargo, la opinión se encuentra dividida puesto que al colocar el sistema en la parte trasera y lateral del colegio, el trabajo de un año se perdería ya que habría que retirar las siembras. 

“Considero que de la pérdida se obtienen ganancias. En esta oportunidad ganaremos en salud, porque no todas podemos movernos para regar nuestras plantas. Con el sistema de riego podríamos regar con la manguera y todas nos estaríamos ahorrando un gran trabajo físico. Más adelante, con dedicación, nuestra siembras volverán a dar resultados”, indicó Helena Millán, coordinadora del club y ex alumna del colegio desde hace más de 48 años.

Uno de los propósitos que el club se ha planteado, con relación al trabajo de las siembras, es poder transmitirles ese amor y cuidado de la naturaleza a los niños que regresarán el próximo año escolar, una vez que las reparaciones hayan finalizado. Coromoto Sánchez, profesora jubilada del Paz Castillo, se unió hace seis años al club de abuelos para mantener su labor en el liceo.

Ajo, cebolla, berenjena, yuca, cebollín, remolacha y pimentón son algunos de los ingredientes del sancocho que, acompañado de un jugo de moras o naranjas, constituye la mesa con la cual abuelos del club celebran todos los sábados en el liceo la cosecha recientemente obtenida en unión a sus nietos, familiares y vecinos más cercanos de la comunidad.
Helena Millán habla del trabajo de las abuelas con los sembradíos

La Pastora: lugar de memoria, hermandad y gozo


Vecinas de la parroquia comparten sus recuerdos

Miembros del club La Bendición de Vivir comparten algunas de sus anécdotas, mostrando el lado humano y cariñoso de aquellas personas que, día a día, trabajan por el mejoramiento de su comunidad  

Neyda Urbáez

Durante la celebración del 8vo aniversario del club La Bendición de Vivir, grupo pionero en iniciativas de ayuda a la comunidad, sus miembros decidieron compartir algunas de las experiencias más significativas que han vivido a lo largo de todos sus años en La Pastora, con lo cual, además de mostrar un lado más humano de la parroquia, y de quienes trabajan en pro del beneficio común, reafirmaron que “recordar es vivir”.    

Santiaga Morillo es una mujer de 83 años, quien creció en La Pastora y crió a sus hijos ahí, al igual que a algunos de sus nietos y de sus actuales 22 bisnietos. En parroquias como esta, que aún conserva sus calles estrechas y sus casas, propias del estilo colonial, Santiaga, mejor conocida como “Santi”, no es solamente una vecina sino que es familia, según comentan sus amigas miembros del club. 

"Santi", una de las abuelas con más tiempo vivido en la parroquia
En esta comunidad no faltan las anécdotas. Helena Millán, cronista de la parroquia, comentó que, cuando ella era joven, su padre y algunos de sus amigos eran muy “serenateros”, y que una noche al regresar de dar una serenata vieron a “La Llorona” (esa mujer cadavérica que forma parte de nuestra tradición oral) cerca de una quebrada, razón por la cual existe una quebrada en Sabana del Blanco a la que llaman “Quebrada La Llorona”.  

Mayelín Vásquez, doctora cubana que si bien no es miembro del club se siente muy cercana a él, confiesa que ella no esperaba encontrar el amor cuando llegó a Venezuela en el 2007, pero que, contra todo pronóstico, se enamoró. René Mejías, esposo de la doctora, formaba parte del programa de salud de la parroquia. Fue de esta manera como se conocieron, y “como él consiguió que ella se enamorara”. 

Lucía Trujillo también conoció el amor La Pastora, pero fue a la edad de 67 años cuando terminó “dándole el sí” a su enamorado de toda la vida, a quien cuidó y apoyó durante los últimos días de su vida. “Para eso estamos –dijo Lucía –para dar cariño y, sobre todo, para vivir. No importa a qué edad lo hagas”. 

Estas mujeres coinciden en que todo lo que han vivido la parroquia es lo que les hace quererla de la manera como lo hacen, y sentirse en familia cuando se encuentran entre vecinos. Es ese cariño lo que les impulsa a trabajar por la comunidad. 

RESEÑAS

La historia de la Sabana del Blanco es recopilada por Gisela Millán

Museo Arturo Michelena vuelve a abrir sus puertas a amantes del arte

Ocho años de recuerdos se reúnen en Sabana del Blanco

La historia de la Sabana del Blanco es recopilada por Gisela Millán


María Laura Chang

Las callecitas de La Pastora resguardan un pedazo de la historia de Venezuela que pocos conocen. La licenciada Gisela Millán decidió abordar y desnudar a la Sabana del Blanco, una zona ubicada al este de la parroquia. En 2007 escribió la Breve reseña histórica de la Sabana del Blanco Parroquia La Pastora, donde trató a profundidad los distintos aspectos sociales, culturales, geográficos y económicos del lugar. 

A raíz de esta investigación es fácil entender la importancia histórica y cultural que yace en las seis calles horizontales y las dos verticales que engloban la Sabana del Blanco. En dicha publicación se aprecia la evolución de una comunidad que se ha construido a sí misma, ha perdurado unida, e incluso, ha luchado para permanecer en pie. 

El nombre del sitio viene de su primer propietario, el general Antonio Guzmán Blanco, quien vendió los terrenos a distintas familias que, poco a poco, construyeron sus casas. La autora presume que en 1916, tras la colocación de los servicios básicos, nace la Sabana del Blanco. Millán detalla, familia por familia, quiénes han sido los propietarios de las casas y los locales de la zona. Da cuenta de los negocios que se han establecido y desaparecido con los años y cómo se ha conformado la región a través del tiempo.

La licenciada cuenta que el estudio de la Sabana del Blanco nació de la necesidad de conocer la parroquia, luego de tantas luchas por la conservación del territorio. “Hace treinta y dos años cuando la picota demoledora amenazaba con destruir la Sabana del Blanco mediante un acuerdo sancionado del Concejo Municipal de Caracas, los pobladores (…) emprendieron acciones de protesta cívica hasta lograr la derogación del acuerdo y su inclusión al polígono histórico y tradicional de la parroquia La Pastora” 

Sabana del Blanco y sus ángulos

En el texto se puede apreciar el desarrollo histórico dividido en varias temáticas. En cuanto a la salud se da un sondeo desde los médicos a domicilio, que pasa por los hospitales José Gregorio Hernández y Luis Razetti y culmina con la Misión Barrio Adentro. Con respecto a la religión se comenta sobre las costumbres católicas de la región, entre las cuales  se destacan El Velorio de la Cruz de Mayo y las festividades decembrinas. Entre los hechos políticos que afectaron directamente a los sabaneros está la explosión de una bomba que en 1945, durante protestas contra Medina Angarita, se llevó la vida de tres personas. 

En el aspecto educativo se acentúa la creación de la Universidad Católica Santa Rosa en 1926. Se recuerda, también, a las escuelitas de antaño que funcionaron antes de la fundación de la primera escuela primaria formal de la localidad. Ésta se llamaba San Francisco Javier y surgió en 1946. La Unidad Educativa (ahora Bolivariana) José Ignacio Paz Castillo es del 51. El instituto privado San Judas Tadeo y la Escuela Metropolitana José Luis Fortoul también se ubican allí. 

Con respecto a la cultura menciona en primer lugar la obra del español Manuel Cabré, “Paisaje de la Sabana del Blanco”, que representa un paraje de la zona en 1908. Los vecinos, Franklin Tovar y José Yorlando Conde, son reconocidos por su interés en la poesía y teatro. Los hermanos Ovalles, con su Escuela de Percusión Oriña, también tienen relevancia en la zona. Rafael Ovalles, uno de ellos, es un artista destacado. Finalmente, cuenta cómo las serenatas y los aguinaldos sabaneros tuvieron gran auge hace 50 y 60 años. 

La sociedad civil Junta Pro Defensa, Desarrollo y Conservación de la parroquia La Pastora logró que el sector Sabana del Blanco fuera incluido dentro del Polígono Histórico Tradicional, gracias a la lucha que encararon en 1975 cuando el Concejo Municipal pretendía destruirla. Gisela Millán rescató la historia de esta vecindad en conmemoración a los hechos ocurridos durante esa época y lo plasmó en papel como un legado para que las generaciones futuras aprecien aquello que también les pertenece.

Museo Arturo Michelena vuelve a abrir sus puertas a amantes del arte


Conmemoración del natalicio del maestro 

Más de 40 obras del pintor Arturo Michelena dispuestas en el mismo espacio donde fueron creadas , transportaron al público al contexto artístico del siglo XIX

Bárbara D’Ambruoso R

El pasado viernes 22 de junio, en el marco del 149° aniversario del natalicio del pintor venezolano Arturo Michelena, el museo que lleva su nombre reabrió sus puertas con la exposición permanente denominada Antología de Arturo Michelena, en la cual los espectadores podrán deleitarse con la obra pictórica del maestro, además de apreciar el mobiliario original de la época, legado histórico que se conserva en la casa-museo.


Marisela de la Hoz, directora general del museo Arturo Michelena
Hendrik Hidalgo, miembro del equipo de investigación del museo, indicó que la exposición consiste en una gran reorganización de la colección de Michelena perteneciente a la Fundación de Museos Nacionales para darle a conocer al público la historia del artista y su aporte a la plástica venezolana. Los espectadores, maravillados ante la muestra, aportaban datos de interés general que complementaban la información ofrecida por Hidalgo, siendo la reciprocidad el hilo conductor de toda la visita.

La exposición consta de cinco salas permanentes que cuentan de manera renovada la vida de este artista, incluyendo las figuras representativas que lo acompañaron en toda su trayectoria artística como lo fue su esposa Lastenia Tello. Una sexta sala está dedicada exclusiva y temporalmente a mostrar la relación que existió entre Michelena y Cristóbal Rojas y la tenaz búsqueda por ambos de un lenguaje propio dentro del academicismo decimonónico.
“Me encantó muchísimo la exposición. Sobre todo porque hay gran parte de la historia de Arturo Michelena que el público desconoce, que es significativa y que no se debe dejar a un lado o, peor aún, olvidar. Me parece maravillosa la iniciativa del equipo del museo de reinaugurarlo con esta hermosa exposición” expresó María Magdalena Velázquez, una alegre y entusiasmada visitante del museo.

De casa a museo

El museo, que data desde finales del siglo XVIII, forma parte del patrimonio nacional de Venezuela. Después de la muerte de Michelena, su esposa, Lastenia Tello, emprendió la tarea de reunir las obras, bocetos y documentos de su difunto marido, además de mantener el mobiliario original de la casa que fue el estudio y habitación del artista para así convertirla en museo. Desde ese entonces hasta hoy día el museo se ha dedicado a la exhibición del legado del prestigioso pintor venezolano.

“La señora Lastenia fue el personaje que hizo posible que el espacio se convirtiera en un museo nacional para que todo el público pudiera acceder a él. Lo que están viendo hoy es gracias a ella. El perfil definido de la institución delimita el perfil del siglo decimonónico que tanto se esforzó por mantener y conservar la difunta Tello de Michelena” aclaró con orgullo y satisfacción la directora general del museo, Marisela de la Hoz. 

A los visitantes se les facilitará información de futuros eventos que se estarán realizando en el museo, relacionados al desempeño artístico de Arturo Michelena así como también su influencia en el porvenir de la pintura venezolana para promover la participación y el interés por las actividades culturales, como bien apuntaron los organizadores de la gran reinauguración del museo Arturo Michelena ubicado en La Pastora.

 
Fotos del Museo Arturo Michelena

Ocho años de recuerdos se reúnen en Sabana del Blanco


Vecinos en la juventud, amigos en la vejez

El círculo de abuelos La Bendición de Vivir, de la parroquia La Pastora, celebró su octavo aniversario con una velada colmada de risas y anécdotas

Neyda Urbáez

A partir de las 6:00 pm del pasado jueves 21 de junio, los espacios de la casa #5 de Sabana del Blanco sirvieron como escenario para la celebración de los ocho años de la Fundación del club La Bendición de Vivir, círculo de abuelos que hace vida en La Pastora.

A pesar de que su sede se encuentra en la U.E.N.B. José Ignacio Paz Castillo,  la casa #5 sirvió como refugio a los miembros de este círculo de abuelos, nacido de la misión Barrio Adentro, y cuyo principal objetivo ha sido el de unir a estos pastoreños, quienes no sólo han sido vecinos por décadas, sino que han criado hijos, nietos, y hasta bisnietos en La Pastora. Esta casa, mejor conocida como “la casa de las hermanas Millán” (personajes de gran trayectoria en La Pastora, como cronistas y defensoras del patrimonio), fue testigo de un festejo lleno de risas y recuerdos.

Entre los miembros asistentes estuvieron: Santiaga “Santi” Morillo, Lucía Trujillo, Helena Millán, Graciela Maldonado, Rodolfo Sánchez, Coromoto de Sánchez, la doctora Mayelín Vásquez y René Mejías, su esposo. La Doctora, quien fue una de las homenajeadas en esta celebración, mediante el otorgamiento de una placa por parte del Club, lleva cinco años laborando en La Pastora, lugar al que llegó como parte de un equipo de médicos cubanos. En un corto aunque emotivo discurso,  Vásquez mostró su agradecimiento hacia el círculo de abuelos, ya que, según comentó, ellos le han brindado mucho apoyo, tanto a ella como a su labor, desde su llegada en el año 2007.  

Dra.Mayelín Vásquez recibiendo su placa
Las anécdotas estuvieron a la orden del día, recordando los paseos y viajes que han organizado como club, y la labor que han realizado en pro del enriquecimiento de la vida de La Pastora, y de sus propias vidas. Graciela recordaba: “hace tres años yo fui la reina, y armamos una carroza con una silla de ruedas. Aún no hemos elegido otra reina, así que sigo montada en mi trono” -decía mientras reía. 

Entre fotos, bebidas y pasapalos, se dio comienzo y fin a esta conmemoración, que no sólo estuvo plagada de recuerdos, sino de esperanzas de todos los años por venir, y de todos los proyectos que este club de abuelos se ha planteado a futuro.