Pastoreños
celebran cada vez menos sus fiestas
Miembros
de la comunidad manifiestan que las costumbres de la parroquia se perdieron con
el tiempo, y que aquellas que aún persisten, o que intentan rescatarse, no
transcurren con la misma normalidad que lo hacían décadas atrás, debido a
problemas como la delincuencia
Neyda Urbáez
La comunidad de La Pastora
presenta una creciente pérdida de valores y tradiciones, causada por la
inseguridad reinante en la zona y los cambios inherentes al crecimiento de la
ciudad, lo cual ha generado nostalgia y anhelo por parte de la población de una
de las parroquias más emblemáticas, y con más riqueza en patrimonio histórico y
cultural de la ciudad.
La parroquia La Pastora
posee una historia que se remonta al siglo XVI, cuando sirvió como punto de
empalme entre Caracas y La Guaira a aquellos viajeros que transitaban por el
Camino de los Españoles, en El Ávila. Su arquitectura es una de las más
representativas de la ciudad, pues muchas de sus construcciones aún conservan
el estilo colonial, siendo una de las pocas zonas cuyo patrimonio ha
sobrevivido a las transformaciones propias de la modernización en la capital.
Sus tradiciones, que en un
pasado fueron tan ricas como su historia, hoy día forman parte de los recuerdos
de los vecinos más ancianos. José Ramón Fernández, vecino desde hace más de 50
años, recuerda que familias enteras acudían a distintas celebraciones, como las
misas de aguinaldo y patinatas en la plaza, en época decembrina, o la
celebración del aniversario de la parroquia en octubre. “Aún hay quienes
intentan conservar las tradiciones, pero ya no es lo mismo”, dijo Fernández.
Zaida Mujica, secretaria de
actividades culturales de La Pastora (y vecina de la parroquia desde hace más
de 40 años), dijo: “entre las pocas celebraciones que aún se mantienen acá en
La Pastora, está la de San Judas Tadeo el 28 de octubre y, aunque viene mucha
gente, ya no es lo de antes. Hay mucha gente de afuera y pocos pastoreños”.
El profesor de la
Universidad Católica Santa Rosa, Mario Corro, opina que la principal causa de
este problema es la situación de inseguridad que vive la parroquia. “El mayor
cambio que se ha podido observar en La Pastora, en los últimos años, es el
problema de las invasiones. Han cambiado mucho el modo de vida del pastoreño,
ya no se puede estar tanto en la calle. Muchas de las personas que han invadido
son delincuentes e indigentes, y han hecho que las personas de la parroquia se
reserven de salir, o de hacer las fiestas tradicionales como las hacían antes”,
comentó.
Los vecinos intentan
enseñarles a sus hijos y a sus nietos acerca de las tradiciones de la
parroquia, en un intento por conservar las costumbres propias de la zona. Sin
embargo, también insisten en que la situación de delincuencia que se vive día a
día imposibilita esta labor, de la misma manera que impide que la vida de los
pastoreños se desarrolle tranquilamente.
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