María Laura Chang
Las callecitas de La Pastora
resguardan un pedazo de la historia de Venezuela que pocos conocen. La
licenciada Gisela Millán decidió abordar y desnudar a la Sabana del Blanco, una
zona ubicada al este de la parroquia. En 2007 escribió la Breve reseña histórica de la Sabana del Blanco Parroquia La Pastora,
donde trató a profundidad los distintos aspectos sociales, culturales,
geográficos y económicos del lugar.
A raíz de esta investigación
es fácil entender la importancia histórica y cultural que yace en las seis
calles horizontales y las dos verticales que engloban la Sabana del Blanco. En
dicha publicación se aprecia la evolución de una comunidad que se ha construido
a sí misma, ha perdurado unida, e incluso, ha luchado para permanecer en pie.
El nombre del sitio viene de
su primer propietario, el general Antonio Guzmán Blanco, quien vendió los
terrenos a distintas familias que, poco a poco, construyeron sus casas. La
autora presume que en 1916, tras la colocación de los servicios básicos, nace la
Sabana del Blanco. Millán detalla, familia por
familia, quiénes han sido los propietarios de las casas y los locales de la
zona. Da cuenta de los negocios que se han establecido y desaparecido con los
años y cómo se ha conformado la región a través del tiempo.
La licenciada cuenta que el
estudio de la Sabana del Blanco nació de la necesidad de conocer la parroquia,
luego de tantas luchas por la conservación del territorio. “Hace treinta y dos
años cuando la picota demoledora amenazaba con destruir la Sabana del Blanco
mediante un acuerdo sancionado del Concejo Municipal de Caracas, los pobladores
(…) emprendieron acciones de protesta cívica hasta lograr la derogación del
acuerdo y su inclusión al polígono histórico y tradicional de la parroquia La
Pastora”
Sabana
del Blanco y sus ángulos
En el texto se puede
apreciar el desarrollo histórico dividido en varias temáticas. En cuanto a la
salud se da un sondeo desde los médicos a domicilio, que pasa por los
hospitales José Gregorio Hernández y Luis Razetti y culmina con la Misión
Barrio Adentro. Con respecto a la religión se comenta sobre las costumbres
católicas de la región, entre las cuales
se destacan El Velorio de la Cruz de Mayo y las festividades
decembrinas. Entre los hechos políticos que afectaron directamente a los
sabaneros está la explosión de una bomba que en 1945, durante protestas contra
Medina Angarita, se llevó la vida de tres personas.
En el aspecto educativo se
acentúa la creación de la Universidad Católica Santa Rosa en 1926. Se recuerda,
también, a las escuelitas de antaño que funcionaron antes de la fundación de la
primera escuela primaria formal de la localidad. Ésta se llamaba San Francisco
Javier y surgió en 1946. La Unidad Educativa (ahora Bolivariana) José Ignacio
Paz Castillo es del 51. El instituto privado San Judas Tadeo y la Escuela
Metropolitana José Luis Fortoul también se ubican allí.
Con respecto a la cultura
menciona en primer lugar la obra del español Manuel Cabré, “Paisaje de la
Sabana del Blanco”, que representa un paraje de la zona en 1908. Los vecinos,
Franklin Tovar y José Yorlando Conde, son reconocidos por su interés en la
poesía y teatro. Los hermanos Ovalles, con su Escuela de Percusión Oriña,
también tienen relevancia en la zona. Rafael Ovalles, uno de ellos, es un
artista destacado. Finalmente, cuenta cómo las serenatas y los aguinaldos
sabaneros tuvieron gran auge hace 50 y 60 años.
La sociedad civil Junta Pro
Defensa, Desarrollo y Conservación de la parroquia La Pastora logró que el
sector Sabana del Blanco fuera incluido dentro del Polígono Histórico
Tradicional, gracias a la lucha que encararon en 1975 cuando el Concejo
Municipal pretendía destruirla. Gisela Millán rescató la historia de esta
vecindad en conmemoración a los hechos ocurridos durante esa época y lo plasmó
en papel como un legado para que las generaciones futuras aprecien aquello que
también les pertenece.