sábado, 30 de junio de 2012

Ocho años de recuerdos se reúnen en Sabana del Blanco


Vecinos en la juventud, amigos en la vejez

El círculo de abuelos La Bendición de Vivir, de la parroquia La Pastora, celebró su octavo aniversario con una velada colmada de risas y anécdotas

Neyda Urbáez

A partir de las 6:00 pm del pasado jueves 21 de junio, los espacios de la casa #5 de Sabana del Blanco sirvieron como escenario para la celebración de los ocho años de la Fundación del club La Bendición de Vivir, círculo de abuelos que hace vida en La Pastora.

A pesar de que su sede se encuentra en la U.E.N.B. José Ignacio Paz Castillo,  la casa #5 sirvió como refugio a los miembros de este círculo de abuelos, nacido de la misión Barrio Adentro, y cuyo principal objetivo ha sido el de unir a estos pastoreños, quienes no sólo han sido vecinos por décadas, sino que han criado hijos, nietos, y hasta bisnietos en La Pastora. Esta casa, mejor conocida como “la casa de las hermanas Millán” (personajes de gran trayectoria en La Pastora, como cronistas y defensoras del patrimonio), fue testigo de un festejo lleno de risas y recuerdos.

Entre los miembros asistentes estuvieron: Santiaga “Santi” Morillo, Lucía Trujillo, Helena Millán, Graciela Maldonado, Rodolfo Sánchez, Coromoto de Sánchez, la doctora Mayelín Vásquez y René Mejías, su esposo. La Doctora, quien fue una de las homenajeadas en esta celebración, mediante el otorgamiento de una placa por parte del Club, lleva cinco años laborando en La Pastora, lugar al que llegó como parte de un equipo de médicos cubanos. En un corto aunque emotivo discurso,  Vásquez mostró su agradecimiento hacia el círculo de abuelos, ya que, según comentó, ellos le han brindado mucho apoyo, tanto a ella como a su labor, desde su llegada en el año 2007.  

Dra.Mayelín Vásquez recibiendo su placa
Las anécdotas estuvieron a la orden del día, recordando los paseos y viajes que han organizado como club, y la labor que han realizado en pro del enriquecimiento de la vida de La Pastora, y de sus propias vidas. Graciela recordaba: “hace tres años yo fui la reina, y armamos una carroza con una silla de ruedas. Aún no hemos elegido otra reina, así que sigo montada en mi trono” -decía mientras reía. 

Entre fotos, bebidas y pasapalos, se dio comienzo y fin a esta conmemoración, que no sólo estuvo plagada de recuerdos, sino de esperanzas de todos los años por venir, y de todos los proyectos que este club de abuelos se ha planteado a futuro.

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